Al llegar allí lo primero que hicimos fue buscar una oficina de información turística en la que nos informasen un poco sobre las cosas que ver en el pueblo. Nos dieron unos cuantos folletos (los había en castellano) y con ellos en la mano tocaba caminar que nos había salido un día soleado y había que aprovecharlo.
La ciudad de origen medieval de Guimarães nace en el siglo X gracias a que la condesa Mumadona decide construir un Monasterio. Éste, acabaría por convertirse en un centro de atracción el cual motivaría el asentamiento estable de un grupo de personas. Para la protección de la población, la condesa ordenó la construcción de un castillo en la cima de una colina que hay cercana con su respectiva muralla. Ambos sitios estarían unidos mediante la calle Santa María.
Posteriormente el Monasterio se convirtió en un colegio el cual recibiría privilegios y donativos de reyes y nobles. Al final se terminó convirtiendo en lugar de peregrinación que haría que se acercarán creyentes de todos los rincones de Portugal.
Lo que hoy nos vamos encontrando al recorrer las calles que se encuentran dentro de la zona amurallada es muy parecido a lo que las gentes del lugar veían en el siglo XV ya que no ha variado mucho la fisonomía del lugar.
Calle del casco antiguo de Guimarães
El Monasterio hoy en día es el Museo de Alberto Sampaio en el que se pueden ver colecciones de escultura de los períodos medieval y renacentista. Por otro lado encontraremos una de las colecciones de orfebrería más importante de Portugal destacando el caliz románico de D. Sancho I, cruces procesionales y un magnífico retablo gótico de plata dorada. También hay una colección de pintura comprendida entre los siglos XVI y XVIII, paramentos bordados, azulejos, etc.
Por otro lado el castillo se manda construir, como dije antes, por la condesa Mumadona para la protección y defensa de la comunidad cristiana ante los frecuentes ataques de moros y normandos. El castillo ha sufrido a lo largo de su historia numerables reformas para ampliarlo y fortalecerlo pero cuando su función defensiva dejó de ser necesaria, empezó un progresivo abandono y deterioro hasta que en el siglo XX fue declarado Monumento Nacional y se efectuaron obras de restauración.
Castillo de Guimarães
Pues tampoco tengo pensado destriparos todo lo que vais a encontrar en Guimarães sino simplemente haceros que os entren las ganas de ir a visitarlo por lo que os voy a contar.
Los dos lugares que más me llamaron a mi la atención para así intentar terminaros de convencer son el Pazo de los Duques de Bragança y la Plaza de Santiago.El primero y que para mi puede que sea la joya de Guimarães es el Pazo de los Duques de Bragança que es una majestuosa casa señorial del siglo XV de grandes dimensiones y con muchísimas chimeneas circulares que llamán bastante la atención. Esta casa a la cual yo llamaría palacio, comenzó un progresivo abandono y deterioro en el siglo XVI que no se detuvo hasta que en el siglo XX se consideró la idea de restaurarlo completamente. Lo que más destaca de la colección de objetos que podemos encontrar en las distintas habitaciones son unas copias (únicas) de unos tapices que narran las conquistas portuguesas en el norte de África construidas por la Real Fábrica de Tapices de Madrid (los originales se encuentran en España), una colección de porcelanas de la Compañia de las Indias y varios ejemplares de armas blancas, de fuego y elementos de armaduras de los siglos XV al XIX.
Fachada principal del Pazo de los Duques de Bragança
Patio interior del Pazo de los Duques de Bragança
El segundo sitio que el turista no se puede perder es la Plaza de Santiago. Lo primero porque es aqui donde se encuentra la oficina de Turismo, lugar imprescindible para conseguir la información necesaria para vuestra visita, y lo segundo porque representa el espíritu medieval de Guimarães en todo su esplendor. La plaza se llama de Santiago porque cuenta la tradición que el apóstol llegó hasta aqui con un cuadro de la virgen María y lo colocó en un templo que había en esta plaza.
Si elegís para la visita un día que haga bueno, esta plaza se llena de terrazas en las que poder sentarse a comer platos típicos portugueses que no tienen ningún desperdicio. Eso si, creo recordar que tardaron muchísimo en atendernos.
Plaza de Santiago
Me encanto este lugar y lo disfrutamos bastante; habrá que volver algun dia
ResponderEliminarUn pueblo muy bonito. Ahora estoy pensnaod visitar pueblos los fines de semana. Pronto iré a uno de Castilla la Mancha.
ResponderEliminarEste se me queda un poco lejos, vaya ;)
Un saludo!