domingo, 30 de enero de 2011

Party in the Park

En mi última visita a Amsterdam las cosas fueron muy fáciles ya que tenía allí una amiga que me esperaba. Nada más llegar, me empezó a meter prisa porque esa misma tarde iba a haber una fiesta en Rembrandt Park y teníamos que pasar por su casa antes para dejar mi mochila y comer algo.
La fiesta que habían organizado en el parque era para todos los públicos y encima el día amaneció soleado y sin que hiciese una pizca de frío.
Bueno pues voy a contaros un poco en qué consistía esta fiesta.


Lo primero con lo que nos encontramos fue como una especie de mercadillo artesanal en el que lo mismo encontrabas bolsos que camisetas o cuadros. Todas las cosas eran como muy hippies y eran únicas o por lo menos yo no he vuelto a ver algunas de ellas.
También había una zona en la que la gente podía plasmar el arte que llevaba dentro en un lienzo el cual era colocado a continuación como en una torre de las de la electricidad. He de decir que esa torre acabó repleta de cuadros de todos los tipos aunque la mayoría de ellos eran abstractos (muchos habían sido pintados por niños y no se identificaba muy bien lo que habían querido pintar).
Otra de las actividades que se podían llevar a cabo en esta fiesta tan peculiar era la de disfrutar de unas atracciones para niños muy originales como por ejemplo unas sillas voladoras decoradas con paraguas o porterías hinchables en las que hacer unas buenas paradas tirándote sin hacerte daño.
También me encontré por el parque con dos chicas que habían montado como un escenario en el césped y que se movían al ritmo de una música un pelín peculiar, se tiraron horas sin parar de moverse y la gente se sentaba a verlas en unas alfombras que habían puesto ellas. No se muy bien explicar lo que hacían porque era raro de verdad.



Pero el punto fuerte de la fiesta, como no podía ser de otra forma, era la música. Había actuaciones de todo tipo, desde unas mujeres ya entradas en años que bailaban funky (por cierto, tenían una coreografía bastante ensayada y en la que lo daban todo) hasta unos niños que formaban una especie de coro acompañados por unas guitarras.
Habían montado un escenario en el que las actuaciones se iban sucediendo una detrás de otra. La cosa empezó suave con una actuación de una pareja cantando varias canciones bastante melódicas pero después la cosa se fue animando con gente bailando streetdance y cantando funky hasta terminar siendo una locura con todo el mundo moviéndose al ritmo de salsa. Cosa que me sorprendió bastante ya que yo no imaginaba que tantos holandeses supieran bailar este baile tan bien.
Como no puede ser de otra forma en un evento de estos, no faltaban los puestos con comida y bebida. Además habían montado un merendero con sus mesas y demás.


Y lo mejor de todo es que esta clase de fiestas son típicas en muchos países europeos, que en cuanto sale el primer rayo de sol, empiezan a organizar eventos en los parques. Así que mi consejo es que si vais a ir a alguna ciudad grande con parques enormes, mirar a ver si hay algo montado porque puede ser una buena forma de integrarte entre la gente que vive en ellas.

domingo, 16 de enero de 2011

Greyfriars Bobby

Hoy os voy a contar la historia por la cual empecé a admirar un poquito más a los perros. Es una historia real de la que se llegaron a escribir artículos en la presa del momento. Es la historia del perro Greyfriars Bobby.

Bobby era un Skye Terrier que debió de nacer en Edimburgo en 1856. Era el fiel compañero de un hombre llamado John Gray el cual trabajaba para la policía municipal de la ciudad escocesa como vigilante nocturno. El perro siempre le acompañaba en sus rondas ofreciéndole su compañía para hacerle más llevadero el trabajo hasta que en el año 1858 y debido a una tuberculosis, John muere y es enterrado en el cementerio Greyfriars Kirkyard.
A la mañana siguiente del entierro, el guarda del cementerio tuvo que echar a Bobby de allí porque los perros tenían la entrada prohibida, pero al tercer día, el perro volvía a estar recostado encima de la fría y húmeda tumba del que un día fuera su dueño y compañero. Esta acción se llevó a cabo varias veces pero, por la mañana, el perro siempre estaba tiritando recostado encima de la tumba otra vez por lo que al final el guarda permitió que Bobby durmiese todas las noches sobre la lápida de su amo.
Así se pasó 14 años hasta el día de su muerte, negándose a ir a casas de nadie incluso en los días con el clima más adverso. Solía ir a un restaurante a que el dueño le diese algunas sobras para comer pero a esto no le dedicaba demasiado tiempo ya que rápido regresaba al cementerio a seguir acompañando a su amo.
El perro fue cogiendo fama en la ciudad y algunas personas iban a verlo al cementerio. Después de la muerte de su amo, Bobby perdió la licencia del ayuntamiento que debía tener todo perro para no ser ejecutado pero al llegar la solicitud al ayuntamiento, el alcalde, que también había oído hablar sobre este perro y que encima le gustaban bastante estos animales, fue a conocerlo y se apiadó de él pagándole la licencia de su propio bolsillo. De este modo, Bobby volvió a conseguir un nuevo collar y un comedero de bronce regalo del alcalde los cuales hoy en día se siguen conservando en el museo de Edimburgo o Huntly House (como también se le conoce).

Cuando el perro murió, la baronesa Burdett-Coutts mandó crear la estatua que hoy os presento aquí en memoria de este leal perro para que su historia no se olvide. Está ubicada en la esquina de la Candlemaker Row y George IV Bridge muy cerca del cementerio Greyfriars Kirkyard en el que se encuentra su tumba. Sobre ésta, la gente a cogido la costumbre de dejar palos (como si el perro fuese a salir corriendo para traerlos de vuelta), juguetes de perros, etc.
Hay un echo curioso con la colocación de la estatua y es que en un principio el perro miraba hacia el cementerio pero un día, de buenas a primeras, amaneció como hoy nos lo encontramos, y es de espaldas al cementerio. Se dice que es porque como es una de las cosas más fotografiadas de Edimburgo, al dueño que tuviese el bar que se ve justo detrás del perro en ese momento, se le debió de ocurrir la gran idea de conseguir publicidad gratis a costa de Bobby.


viernes, 14 de enero de 2011

Parque Városliget

Esta es una entrada que quería haber escrito hace tiempo pero, por unas cosas o por otras, siempre la voy dejando pasar y hoy no se si me voy a acordar de todo lo que me hubiese gustado contar hace unos meses. Bueno pues comienzo.
Os voy a hablar sobre el Parque Városliget o Parque de la Ciudad que se encuentra situado en Budapest al final de la calle Andrássy (una de las calles principales). Este parque lo vimos por casualidad gracias a un mapa de la ciudad que nos dieron en el hostel. Aparecía con bastantes monumentos dibujados en 3 dimensiones que tenían buena pinta y, aunque no entraba en nuestros planes, lo terminamos visitando en lugar de ir a conocer la isla Margitsziget.

El parque, al ir un domingo, era un hervidero de gente. Amaneció un día soleado y, ya en la parada Széchenyi fürdő de la línea M1 del metro, aunque era pronto, se empezaba a ver a mucha gente vestida con ropa de deporte. Lo que no nos esperábamos era que al salir del metro nos íbamos a encontrar con la salida de una media marathon. Todo el parque estaba plagado de atletas preparándose y calentando para tomar la salida. Fue divertido descubrir que iban a participar un par de españoles a los que después animaríamos en varios puntos del recorrido.
Pero esto es sólo una anécdota, ahora me centraré un poco más en explicaros que ver en el parque Városliget.


Para llegar hasta él, lo mejor es coger la línea M1 de metro la cual tiene dos paradas que nos van a venir muy bien.
La primera es Hősök tere que nos va a dejar en la Plaza de los Héroes la cual impresiona por su tamaño y por todos los monumentos de interés que tiene. Esta plaza es como una antesala al parque que no puede pasar desapercibida para el visitante.
A destacar en esta plaza sería el Memorial del Milenio en el cual se representa mediante esculturas bastante grandes a los líderes de las siete tribus magiares, este monumento es impresionante, sobre todo su columna central (que a mi me costó sacarla en la foto completa por su altura) y es considerado como uno de los más importantes de Hungría. Por otro lado, rodeando a esta plaza, encontramos dos edificios muy parecidos que albergan el Museo de Bellas Artes y el Palacio del Arte.



La segunda parada se encuentra ya dentro del parque y es la que nombré anteriormente, Széchenyi fürdő. Esta parada se encuentra justo al lado de los baños termales Széchenyi. Como la mayoría de vosotros ya sabréis, y más si os estáis informando para ir, Budapest es una ciudad conocida por la cantidad de balnearios de aguas termales que tiene y se podría decir que éste es uno de los más conocidos aunque poco os puedo contar de él ya que yo no entré (lo dejo para mi siguiente visita).


Bueno pues una vez que ya os he explicado como llegar y lo que os vais a encontrar mas o menos nada más salir del metro, voy a seguir nombrándoos las cosas que puedes disfrutar en el interior de este parque. Empiezo por las que no visité que fueron muchas porque no tenía demasiado tiempo y encima la carrera nos entretuvo.
Por una parte, si viajáis con niños, vais a poder ir al Zoológico de Budapest, al Circo (que está instalado durante todo el año) y al Parque Vidám que es uno de los parque de atracciones más antiguos de Europa y que al parecer varias de sus atracciones están consideradas como monumentos históricos por la cantidad de años que llevan divirtiendo a la gente.
Y si sois amantes de la botánica, en el parque Városliget también vais a poder disfrutar de un Jardín Botánico.

Pero como os dije antes, estos sitios no los visité, lo que me entretuvo realmente fue un mercadillo medieval con sus ocas, sus gallinas, etc. que había montado en el Castillo de Vajdahunyad. Este castillo no es antiguo aunque a primera vista lo parezca. Se construyó en madera y cartón para la exposición de 1896 intentando unificar los estilos arquitectónicos que tienen los castillos húngaros para enseñarlos al mundo pero tuvo tanto éxito que una vez concluida la exposición, tiraron el de madera y lo construyeron de piedra y ladrillo para la posteridad.
Debido a que los puestos del mercado la ocultaban casi al completo, casi nos quedamos sin ver una de las esculturas más chulas que he visto. Se trata de un misterioso monje que debió de ser notario del rey Béla III en el siglo XII. Está encapuchado y sosteniendo un libro y un lápiz. Llama mucho la atención, os lo puedo asegurar.



domingo, 2 de enero de 2011

Mi 2010 viajero

Que mejor forma de empezar el año 2011 que haciendo un resumen de lo que ha sido el 2010 viajero que he tenido.

En el 2010 empecé pronto con los viajes. En la segunda semana de Enero cogimos la maleta pequeña y nos escapamos un grupillo reducido de amigos a pasar un fin de semana a Suiza, más concretamente a Basilea. El viaje resultó ser una pasada sobre todo porque estuvimos en los Alpes tirándonos en unos trineos como los que tenían Pedro y Heidi en la serie. Después de pasar todo el día en la montaña disfrutando como niños con la nieve (angelito en la cumbre del Titlis incluido), nos dirigimos a Lucerna para coger el tren que nos llevase a Basilea. Y, ¿qué nos encontramos?, una fiesta con orquestas disfrazadas en la estación. Así que nos tocó retrasar la vuelta a Basilea unas horas.
El fin de semana se acababa y tocaba regresar al aeropuerto, pero todavía nos quedaba una grata sorpresa. Nos habían cancelado el vuelo y hasta el día siguiente no íbamos a poder volver a España. Casi todo el mundo se hubiese cabreado con esto pero a nosotros nos acababa de tocar una noche gratis con cena, desayuno y traslados a cargo de Easyjet. Muchas gracias por este día más para disfrutar del primer viaje del año.


El segundo viaje no tardó en llegar ya que al fin de semana siguiente me iba a Oslo con un colega que en el último momento me dejó tirada. Pues nada, yo no me iba a quedar sin conocer la capital noruega por nadie, por lo que volví a coger mi maletilla y para el aeropuerto de nuevo. En el vuelo conocí a un grupo de chicas que iban a pasar mas o menos los mismos días que yo, y, hablando un poco durante el vuelo, al final terminé quedando con ellas las dos noches que yo iba a pasar en Oslo. Las estoy super agradecida porque durante el día no te das cuenta de que estás viajando sola ya que andas de un lado para otro viendo cosas, pero cuando llega la noche ....., te apetece tomarte una cerveza con alguien y comentar las experiencias del día.
Este viaje al final resultó ser una gran herida en mi cuenta bancaria, menos mal que sólo fue un fin de semana que sino me tengo que poner a currar allí en lo que sea para poder comer. Por otro lado también esta el frío, no os podéis imaginar el frío que hace en Noruega en pleno Enero con todo nevado y helado.


El siguiente fue una quedada familiar en Londres en el mes de Marzo. No era el cumpleaños de nadie ni aniversarios ni nada por el estilo. Teníamos ganas de juntarnos en algún sitio y tocó Londres. Este viaje resultó ser una locura ya que cada uno nos alojábamos en un sitio y perdíamos muchísimo tiempo en juntarnos por las mañanas para ir a ver cosas. Pero bueno, como en todos los viajes que hacemos todos juntos, nos lo pasamos de lujo y sobre todo nos reímos un montón que es lo que suele caracterizar estas salidas familiares.


El cuarto viaje llegó en Semana Santa y, al igual que el año pasado, fue un viaje en coche a uno de los países vecinos. Esta vez tocó Portugal, más concretamente a la zona norte se podría decir. Nos alojábamos en un pueblecito muy chulo llamado Aveiro y el cual estaba entre dos de las ciudades que queríamos visitar, Coimbra y Porto.
Como en todos los viajes en coche, la movilidad que después tienes allá donde vas es mucho mayor que viajando en avión que no dispones de un vehículo a no ser que lo alquiles, así que nos tiramos todas las vacaciones yendo de un lado a otro lo que nos permitió conocer rincones de Portugal muy bonitos como Guimaraes y Costa Nova.
Lo bueno también de estos viajes es que te puedes llevar comida en el maletero para abaratar costes gracias a lo cual resultó ser una Semana Santa muy barata, más incluso de que si  nos hubiésemos ido a algún sitio de España que con las procesiones no veas como suben los precios.


El quinto viaje llegó en Junio y, al igual que en otros años más o menos para esta época, me fui a Amsterdam, mi ciudad preferida y una de las que más he visitado. Pero esta vez con un extra que yo no podría haber imaginado nunca, con una amiga que me iba a alojar allí la semana entera. Bueno realmente la semana entera no la pasé en Amsterdam ya que al conocerlo mas o menos bien, organizamos una escapada para pasar un par de noches entre Brujas y Gante.
Esta escapada resultó ser muy larga para lo que había que ver en estas ciudades y al final, más que un típico viaje de ir andando a todos los lados con la cámara a cuestas, resulto ser más como un fin de semana de relax en Bélgica con tiempo para charlar mientras nos tomábamos unas cervecitas sentadas junto a los canales.
En Amsterdam, con casi todo lo que quería ver, visto ya en anteriores viajes, tuve mucho tiempo para caminar por sus calles y visitar zonas que no conocía. Alguna fiesta he de decir que también me pegué.


El siguiente viaje sería ya el de las vacaciones de verano, que yo, como todos los años, las disfruto en Septiembre. Y esta vez tocó Polonia, país que hasta la fecha no había visitado y que me dejó un muy buen sabor de boca. Este viaje lo iba a hacer sola pero en el último momento se me apuntó un amigo al que le habían fallado sus planes. He de decir que no disponía de mucho dinero para llevarlo a cabo pero es que aquí tampoco es que se necesite demasiado dinero. Conseguí un alojamiento en Cracovia por algo menos de 5 € la noche y las comidas en restaurantes eran muy baratas así que el viaje al final no salió nada caro.
La única pega es que el aeropuerto de Varsovia que es al que llegábamos y desde el que salíamos después para acá nos lo cerraron justo los días que volábamos porque iban a asfaltar la pista y nos tocó aterrizar y despegar desde Łódź con el gasto en transportes que eso conlleva.
Lo que si me traje de Polonia sin yo quererlo fue un constipado que me dejó exhausta en el viaje de vuelta gracias a que dormí apenas 2 horas esa noche y que llevaba un gran cansancio acumulado de toda la semana.


El séptimo viaje yo pensaba que iba a ser el último del año y para ello había elegido una ciudad que todavía no había visitado, Roma. Este viaje lo hice sola también y fue muy corto, apenas dos días y medio en la ciudad eterna. Por este motivo tenía que llevarlo todo bastante programado porque sino no me iba a dar tiempo a visitar todo lo que yo quería ver. Creo que este ha sido uno de los viajes en el que más he caminado, si no me hacía unos 15 kilómetros al día andando yo creo que no me hacía nada, una pasada. El primer día ya estaba cansada y con los pies machacados pero bueno es lo que tiene el hacer una vida de lo más sedentaria, que a la hora de ponerme a andar me canso rápido aunque mi fuerza de voluntad me lleva a no bajar el ritmo en el tiempo que dure mi viaje.


Pues como dije antes, el de Roma no iba a ser el último del año, todavía me quedaba uno que para mi ha sido el que más ilusión me ha hecho, ya que ha sido para ir a trabajar durante una temporada a Londres. Este viaje fue inesperado completamente y me obligó a hacer una mudanza para dejar mi casa en España, llevando todas mis cosas de nuevo a casa de mamá, y la maleta para unos 4 ó 5 meses con lo más imprescindible para poder aguantarlos en Londres. Lo que no me imaginaba yo es que iba a poder regresar a España por Navidad así que el año 2011 lo comenzaré viajando de nuevo a Londres para poder incorporarme a mi puesto de trabajo.


Y poco más me queda ya que decir en esta entrada. El año 2010 a mi me hizo bloguera y me acercó a vosotros gracias a vuestros comentarios. Espero que en el 2011 sigáis leyéndome aunque no escriba tanto como en el año que ha terminado. Sólo me queda por deciros una cosilla,


¡¡¡¡¡ FELIZ AÑO NUEVO !!!!!
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