Yo creo que todos habréis oído hablar alguna vez de la Sirenita de Copenhagen y puede que muchos de vosotros ya la hayáis podido ver alguna vez. Esta estatua es seguramente una de las más famosas de la tierra y todo gracias a la cantidad de turistas que van a verla cada año.
Esta fama no la ha conseguido en dos días y es que, la Sirenita, fue colocada en la Bahía del Puerto de Copenhagen, más concretamente en el parque Langelinie, en el año 1913 y desde entonces solamente se ha cambiado su ubicación una vez. El motivo del traslado fue la celebración de la Expo 2010 en la ciudad China de Shangai donde se la llevaron los 6 meses que duraba la exposición con las rocas de la base y todo.
La Sirenita fue un encargo que el empresario Carl Jacobsen le hizo al escultor Edvard Eriksen para regalársela al pueblo de Copenhagen. La idea de que fuese una sirena vino gracias al mito transmitido de generación en generación en esta región de Europa. Es curioso también que el artista no consiguiese que la modelo que había propuesto el cliente, la bailarina principal del Ballet Real Ellen Price, no quisiese posar desnuda teniendo que hacer el esfuerzo de pedírselo a su mujer a la cual no le debió de sentar del todo bien ya que el rostro si que sería el de la bailarina.
Este mito o leyenda antes mencionado, cuenta que en el mar Báltico los hombres se sentían atraídos por los cantos de las sirenas y que en Copenhagen, un simple pescador de la ciudad, se vio embrujado por los cantos de esta sirena. La sirena, que también tenía sentimientos, se enamoró perdidamente de un príncipe y decidió renunciar a su inmortalidad con tal de poder ser una más y así poder conquistarlo.
A todo el mundo le suena esta historia y es porque el escritor Hans Christian Andersen escribió en 1837 el cuento de La Sirenita que más tarde fue llevado al cine por Disney.
Una práctica de los marineros de la zona, según se cuenta, es ir a visitar a la Sirena para hacer un pequeño examen de conciencia sobre las infidelidades que han podido cometer en sus viajes.
Si vas a pasar a visitar esta estatua, vas a saber su ubicación exacta en la bahía gracias a la cantidad de gente haciéndole fotos que suele tener alrededor. Para acceder a ella hay que bajar por unas rocas que forman como un improvisado anfiteatro en el que todo el mundo se sienta a descansar un rato y observar la estatua.
Mi primera impresión al ver la Sirena fue de decepción y de no entender muy bien por qué una estatua así se ha podido convertir en el símbolo de una ciudad. Es bastante pequeña y lo parece aún más al estar junto a la inmensidad de la bahía. Está construida en bronce, mide 1,25 metros y pesa 175 kilogramos.
Pero la vida de la Sirena no ha sido del todo cómoda y pacífica ya que ha sido un foco continuo de actos vandálicos por manos de distintos grupos con distintas ideologías. Esto no es del todo cierto ya que en la mayor parte de ellos no se ha sabido quién o quienes los realizaban pero se intuye por el acto en sí.
Para que os hagáis una idea de lo que ha tenido que soportar la Sirena de Copenhagen os nombraré unos cuantos. Ha sido decapitada en dos ocasiones y porque hubo otra que no lo consiguieron, la han separado del pedestal se cree que con dinamita, la han arrancado un brazo, la han cubierto infinidad de veces con pintura, la han vestido tanto con burka como con un vestido musulmán y la han llegado a colocar un consolador en la mano se cree que por el día de la mujer.
Menos mal que se guarda un molde de cada parte del cuerpo de la Sirena y cuando algo de esto sucede se puede solucionar.
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