Nuestra aventura empezó muy temprano en la estación de tren Basel SBB en la que, después de un rápido desayuno y conseguir comprar los billetes minutos antes de que partiese nuestro tren, nos pusimos rumbo a Lucerna lugar en el que teníamos que hacer transbordo a otro tren para llegar a Engelberg, nuestro destino. Este viaje dura unas 2 horas y 10 minutos aproximadamente ya que para el transbordo en Lucerna te dejan muy poco tiempo, haciendo más corto el viaje. Como es Suiza, no se puede decir que fuese un billete barato, creo que en segunda clase y cogiendo ida y vuelta salimos por persona por unos 65 €.
La última parte del viaje para llegar a Engelberg es una pasada porque el tren sube por una cuesta con una pendiente bestial y, teniendo en cuenta que este tren es bastante viejo, todo el camino andas pensando como es que sigue avanzando y no se va para atrás.
Una vez que llegas a Engelberg empiezas a disfrutar de la naturaleza. Este pueblo está situado en todo el centro de Suiza, en un precioso valle de los Alpes entre montañas que imponen por su altura. Lo mejor de todo es que todavía no has visto nada. Engelberg tiene grandes caserones dispersos alrededor del impresionante monasterio y de la catedral. El pueblo ofrece bastantes plazas de hotel para los fanáticos del esquí pero es un sitio que no es muy grande.
La verdad es que nosotros no íbamos con idea de esquiar por lo que no llevábamos ni equipos ni nada, simplemente ropa de nieve y listo. Lo que si queríamos hacer era tirarnos en trineo y yo, particularmente, hacer un angelito en la nieve de los Alpes.
Engelberg cerca de la estación de tren
Para esta ruta lo recomendable es madrugar bien para que de tiempo a hacer y ver todo antes de que se haga de noche, bueno, si vais en invierno que es cuando yo fui. Creo que cierra alrededor de las 5 de la tarde. Para comprar las entradas de la estación de esquí del Titlis hay que andar hacia la montaña, pero cuando esteis en el centro de Engelberg os preguntareis, ¿a qué montaña?. No os preocupeis porque la situación de la estación de esquí está bastante bien indicada y sino preguntais que cualquiera os va a poder indicar. El precio al parecer no es caro, pero a mi si me lo pareció porque nunca antes había disfrutado de un día en una montaña así. Yo lo que cogí fue un pase para subir hasta la cima del Titlis y después el pase para tirarnos en trineo en la parte más baja de la montaña. Creo recordar que salimos por unos 40 €.
Empezamos subiendo a la cima que se encuentra a más de 3000 m de altura. Después de coger 2 teleféricos y el titlis rotair (famoso porque gira sobre su eje a medida que asciende), de subir 4 ó 5 pisos de escaleras dentro de un edificio en el que hay tiendas, restaurantes, etc. (hay ascensor también) y de subir un último tramo andando, llegas sin aire a un sitio que si te quedaba algo te lo quita de golpe. Es una de las imágenes más bonitas que he visto nunca. Puedes observar los Alpes por encima de ellos, con las nubes por debajo de tu posición de las que emergen gran cantidad de cimas cubiertas completamente de nieve.
Esta imagen te atrapará y te quedarás ahí embobado por lo menos 30 minutos. Cuando empiezas a reaccionar, viene el momento fotos del que si paras es porque las manos se te están quedando heladas por el frío que hace. Si llevas una cámara buena y te gusta la fotografía lo vas a gozar. Después viene el momento tonto, es decir, el lanzamiento de bolas de nieve, el hacer la croqueta y, mi gran reto del día, hacer un angelito en la cumbre del Titlis.
Vistas desde la cima
Mi angelito en la nieve de los Alpes
Como anécdota decir que nosotros estuvimos como 3 horas allí arriba aprovechando, ya que estábamos, para comer. Si os llevais vosotros un bocata casi mejor porque no es muy barato aunque tampoco tenía platos demasiado caros. A nosotros nos salió por unos 20 € por cabeza pero tampoco comimos demasiado.
Para finalizar nuestro día en el Titlis, nos tiramos un par de veces en la zona de los trineos para los cuales hay preparada una bajada de unos 3 km con bastantes curvas. Como ya era el final del día, el camino estaba con bastantes zonas de hielo por lo que el trineo cogía unas velocidades increibles. Era una pasada cuando ibas super rápido, con el aire frío dándote en la cara. Lo malo es cuando tenías que frenar, yo más de una vez lo hice con el cuerpo en la nieve de los bordes del camino.
El trineo es de madera y a todos os recordará al de Heidi. Lleva unas placas de metal en la base para que deslice mejor.
Os dejo una fotillo de un trineo, pero he de decir que no es exactamente igual que el del Titlis aunque muy parecido. Es que he estado mirando y no les eché ninguna foto.
Trineo de madera
La vuelta a Basilea se vió interrumpida por la fiesta que había en la estación de Lucerna la cual nos retuvo unas horas. Podeis leer si os apetece la entrada de esta fiesta aqui.
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