El viaje entre las ciudades de New York y Washington DC lo contratamos por internet antes de salir de España para que al llegar allí no tuviésemos problemas a la hora de conseguir billetes para la hora y el día en el que queríamos visitar la capital de los Estados Unidos. Si esto no lo hubiésemos hecho así, lo mismo ni habíamos ido a Washington. Al tener los billetes ya comprados, te obligas a hacer la excursión porque sino estarías perdiendo dinero y eso no va conmigo.
Este viaje lo hicimos en autobús con una empresa con sede en Chinatown. En esta empresa todo el personal era chino y por tanto bastante puntual, o eso creíamos nosotros antes de salir. La empresa se llama New Century Travel y ofrecen viajes entre las ciudades de New York - Philadelphia - Washington DC.
El viaje duraba en total unas 4 horas y salía por 35 $ ida y vuelta.
La parada en New York está en el número 86 de Allen St y la de Washington en la 513 H St.
Para mi, el viaje de ida, ha sido el viaje más surrealista que he hecho en mi vida. Todo empezo al buscar las taquillas donde nos tenían que cambiar los billetes de internet por unos billetes reales. El sitio era super ridículo pero no tuvimos ningún problema. Como llegamos pronto, nos dió tiempo a desayunar por la zona y después, al acercarnos a la parada, vimos como llegaba un bus completamente blanco que no era el de las fotos que habíamos visto por internet. El conductor, un chino muy delgaete y pegado a un móvil todo el rato, colocó el cartel de Washington y así es como nos enteramos de que ese era nuestro bus.
Todo parecía muy normal, excepto el conductor que no paraba de hablar por el teléfono, algo a lo que aqui en España no estamos muy acostumbrados, hasta que llegamos a Philadelphia. Aqui la ruta tenía parada por lo que hubo pasajeros que se bajaron y nuevos que subieron, cuando ya creíamos que reanudaríamos el viaje, coge el conductor y se mete en una nave de un polígono industrial de las afueras. Nosotros lo estábamos flipando, se nos pasó de todo por la cabeza, hasta que nos iban a poner a currar de forma clandestina. Pero mirábas a la gente y estaba todo el mundo tan tranquilo, como si eso fuese algo de lo más normal. El conductor se bajó del autobús y empezó a lavarlo, si, a lavar el autobús en medio de la ruta, y nosotros sin entender nada. De repente subió otro chino con un cubo y una balleta y se pone a limpiar el baño, aquí ya no sabíamos ni donde meternos.
Al parecer esta parada fué porque tenía un enlace con otro autobús y éste iba un poco retrasado en su ruta por lo que había que hacer algo de tiempo hasta que llegase.
Al final llegamos en el tiempo justo y sin ningún problema a Washington.
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